Es difícil de olvidar aquella noche trágica en el estadio Mateo Flores de Guatemala, donde los gritos, el dolor y la muerte tomaron la cancha. Jugadores de Costa Rica y Guatemala ayudaron a los Bomberos para auxiliar a los aficionados que sofocados gritaban porque abrieran las puertas del estadio. El problema se dio porque se vendieron más entradas de la capacidad total del lugar. La selección de fútbol de Costa Rica que enfrentaría a Guatemala en un partido de eliminatorias para Francia 98 llegó tarde al Estadio Mateo Flores, los jugadores costarricenses se asombraron al ver la cantidad de gente que había sin entrar al estadio y con boleto en mano, según tenían ellos entendido, el estadio estaba lleno, pero aún habían aficionados haciendo filas con boleto en mano para poder ingresar. 83 personas murieron y más de 200 resultaron heridas, en esa trágica noche, a consecuencia de golpes severos y asfixia, generados por la aglomeración de gente dentro de una localidad del estadio
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